MONTANEZ ESCRITOR

ARMAR LOS SUEÑOS

  Fue en las lecturas de Carlos Castaneda que supe por primera vez sobre los sueños lúcidos.  

Don Juan introduce a Castaneda en el tema llamándolo “arreglar los sueños” y le enseña una metodología “sencilla” para lograr despertar en el sueño: “date la orden de verte las manos mientras sueñas”. Una vez que el aprendiz onírico logra tal objetivo, debe aprender con la práctica a mantener la atención del sueño alternando su visión de las manos con otros objetos que están en el sueño, hasta que logra mantener fija la atención de toda la escena que sueña. Luego debe lograr verse así mismo soñando, para continuar con el desplazamiento hacia los confines de su propio sueño y después adquirir destreza para cambiar de un sueño a otro a voluntad. Don Juan denominaba a este proceso de control onírico: “las compuertas del ensueño” en el que se van superando las fases que permiten un control o “atención de ensueño”. Hablamos de un arte que permite convertir los sueños ordinarios en ensueño. El dominio del “arte del ensueño” es una técnica en el antiguo sistema de conocimiento Tolteca diseñado para el “despertar” de la consciencia o alcanzar la “segunda atención”.  

Mientras leía con devoción las obras de Castaneda, quedé fascinado con esto de arreglar los sueños. Así que todas las noches me daba la orden de buscar mis manos en el sueño. Pasaron semanas, luego meses hasta que un día inadvertidamente sucedió. Mientras estaba en un sueño me di la orden de ver mis manos, pero enseguida era tragado por un vórtice seseante. Esto se repitió varias veces, reflexionando qué podía significar, sin tener una respuesta. Pasaron otras semanas y yo seguía dándome la orden. Un día soñé que estaba en el jardín de casa viendo plácidamente un atardecer. Mi vista estaba dirigida hacia el sol que ya se ocultaba en el horizonte marcado por unas montañas. Poco a poco se fue formando una nube gris oscura que iba tomando volumen de proporciones exageradas. La nube formó una mano gigante que tenía el propósito de atraparme. Corrí, y me di cuenta de que estaba desplazándome en un vacío, en la nada. No tenía dónde esconderme, así que con mucha prisa pensé en una ventana la cual apareció ante mí. La mano daba golpes a los cristales de la ventana que yo sostenía, era una imagen bizarra en la que yo pretendía detener una mano titánica con una ventana flotando en el vacío. Tenía la sabiduría innata que podía con el pensamiento hacer aparecer cosas, así que pensé en mi habitación, en mi biblioteca, la cama y hasta en mi madre y por acto de magia todo aparecía. Llegué a un punto en que la mano desapareció de mi atención. Respiré profundo sintiendo un gran alivio. Desperté.  

Al día siguiente me sentí desilusionado al darme cuenta de que no estaba preparado aún para verme las manos en los sueños. Sin embargo, quedé sorprendido por mi capacidad de construcción de la “realidad” en el sueño como si fuera un mago. ¿Es así como construimos la realidad en vigilia, con el poder del pensamiento?  

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© 2023 Montanez

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